jueves, 5 de enero de 2012

Vigilia

Hay muchas cosas que yo no sabía antes de esa madrugada; que alguien —mientras todos dormían— trabajaba en una inspección de prueba hidrostática, que @tweemixtape tenía un podcast sobre música independiente o que las bicicletas son más eróticas de lo que uno creería —gracias Cortázar—. Tampoco advertía que Sonny anda en la vida con una muela mala, ni siquiera que @Grz356i tenía intenciones de conquistar a una tal Valeria. Y todo en unas horas que sentí como un segundo, esas horas disfrazadas de un único aleph.

Tomé demasiado té, eso es un hecho, y ahora estoy aquí, escribiendo, porque ya he molestado a todos y porque sé que el papel, que diga, el blog, es el único que no reniega. Y le puedo reclamar y se queda calladito, y lo puedo engañar y no lo nota. Solo una cosa: no hay retroalimentación. Pero eso hoy no importa; no te estoy escribiendo.

En la noche todo es más latente, tanto el frío como el recuerdo, el sentimiento y la locura:

«Elle se branlai sur la selle avec une
brusquerie de plus en plus forte. Elle
n´avait donc pas plus que moi épuisé
l´orage évoqué par sa nudité.»

Histoire de l´oeil

Tengo problemas ontológicos, lo sé, no lo puedo evitar.

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